Profesor de Sistema Jurídico
Profesor de Jurisdicción
Abogado Magíster en Derecho por la Universidad Austral de Chile
Profesor Ayudante Instituto de Derecho Público
Estudiante del Doctorado en Derecho UACh
Profesora de Teoría del Derecho
Profesor de Derecho Constitucional
Profesor de Derecho Constitucional
Profesor de Economía y Derecho Tributario
Profesor de Proceso Civil Ordinario
Profesor de Derecho Penal
Profesor de Derecho Indígena
Profesor de Derecho Civil
Profesor de Derecho Penal, Derecho Procesal Penal y Derecho Probatorio.
Estudiante del Doctorado en Derecho UACh
Estudiante del Doctorado en Derecho UACh
Profesora de Derecho Urbanístico
Profesor de Derecho Constitucional
Estudiante del Doctorado en Derecho UACh
Profesor de Filosofía del Derecho
Profesor de Derecho Civil
Profesora de Derecho Civil
Profesor de Derecho Ambiental
Profesora de Derechos Fundamentales
"... El problema de una regulación que asimila a los jueces con los funcionarios de la Administración, es que olvida que el judicial es un poder difuso donde rige la independencia de los jueces y tribunales respecto de todo otro tribunal (..) En cambio, en la Administración del Estado existe unidad de agencia; es un poder concentrado donde los funcionarios inferiores reciben instrucciones y órdenes de sus superiores..."
Mucho se ha hablado en este último tiempo sobre las eventuales bondades de mostrar todo este espectáculo judicial. Pero, ¿es realmente positivo esta exhibición del trabajo judicial por las cámaras de televisión?
Si uno de tomara en serio el derecho, así como los derechos fundamentales y el ejercicio de la jurisdicción, un caso como éste es inadmisible por antijurídico y absurdo. Lo más preocupante es que constituye una trampa política e institucional.
El derecho procesal civil sigue dando sorpresas. Años atrás se generó un arduo debate en relación a conferir poderes probatorios de oficio a los jueces civiles, siendo calificados de “fascistas” por algunos autores. Hoy en día la polémica ha cobrado mayor fuerza, ya que el Proyecto de Código Procesal Civil enviado por el Presidente Piñera al Congreso ha tomado partido por un juez activo tanto en la conducción del proceso como en la aportación de pruebas.
La universidad hace algunos años se encuentra en una campaña para incentivar a los estudiantes para que hagan un mechoneo o bienvenida a los estudiantes nuevos de una manera creativa y lúdica, dejando atrás una larga historia de actos de violencia y tratos crueles y degradantes que los estudiantes más antiguos propician a los nuevos. Se le llama a esa campaña “mechoneo en buena”.
Antes de su retiro en África, el sacerdote católico Felipe Berríos había comenzado un particular y criollo movimiento de los indignados, criticando a través del diario El Mercurio ciertos elementos de la sociedad chilena que le parecían contrarios a la justicia y equidad social y, supongo también, contrarios a la fe y la doctrina de la Iglesia Católica.
Si en los próximos días se reanudan las clases en las universidades que pertenecen al Consejo de Rectores y en los colegios públicos, todo parece indicar que el movimiento estudiantil habrá cumplido una etapa. Llegará entonces el momento de hacer un balance.
Las movilizaciones ciudadanas desarrolladas los últimos meses nos hacen recordar algo bastante obvio: todo cambio social y político en una sociedad democrática, para que tenga éxito, tiene que contar con el beneplácito de la ciudadanía. Solo los gobiernos autoritarios pueden hacer cambios revolucionarios sin contar con el apoyo de las mayorías. En ese caso, los cambios pueden tener éxito solo bajo la presión de los fusiles y las bombas lacrimógenas.
A comienzos del mes de junio tuve la oportunidad de recorrer algunas ciudades y plazas españolas y presenciar las protestas y movilizaciones de los denominados “indignados”. De vuelta en el país me he encontrado con miles de jóvenes que salen a las calles exigiendo mejoras en la educación básica y superior. De pronto parecía estar en París de Mayo del `68.
Entre las acepciones posibles del término besamanos, destaca aquél que lo entiende como el acto en que concurren a besar la mano del rey y de las personas de su familia los funcionarios de la Corte. Algo similar sucede con el sucesor de San Pedro en el Vaticano, quien usa el anillo del pescador (anulum piscatoris), el que es besado por miembros de la iglesia católica como manifestación de respeto y obediencia. Besar la mano del rey o del obispo de Roma quiere decir sumisión y respeto. Hasta acá parece andar todo bien.
En estos últimos días hemos podido escuchar o leer un nuevo discurso de inauguración del año judicial pronunciado por el Presidente de la Corte Suprema. Se trata de una actividad anual que se inserta en las tradiciones republicanas patrias y que tiene varias virtudes.
El Derecho, al menos el que conocemos en los países occidentales organizados como democracias, es una de las preciosas creaciones que nos ha dado la razón humana. Se trata de un mecanismo complejo que intenta el mayor disfrute por todos de los derechos necesarios para una vida que pueda ser vivida con dignidad.
Hemos escuchado en los últimos días que el Presidente de la República quiere concretizar su promesa anunciada en tiempos de campaña de “derrotar a la delincuencia”, creando para ello una institucionalidad que pueda dar efectiva tutela judicial a las víctimas de delitos.